4_ Desconcertada (corazones en conflicto)

Cuando llegue a la pensión era demasiado tarde, ya no había nadie a la vista, subí a mi cuarto vació y me quede en la ventana un rato contemplando la hermosa noche de primavera, la ducha tibia sobre mi cuerpo cansado logro sacar el ultimo atisbo de agitación, ya en completa calma me vestí cómoda para dormir y baje a rastrojear la cocina, estaba todo apagado, no prendí nada, seguí derecho al refrigerador y solo me ilumine por su luz al abrirlo, en eso estaba distraída y tarareando una nana para mi, cuando sentí una presencia, al voltear el sobresalto me hizo soltar lo que tenia en las manos provocando un estruendo del demonio.

-¡¡¡¡mierda!!!!............

Y se hizo la luz………., el estaba apoyado muy cómodo en el umbral de la puerta con cara burlona, me incline a recoger el desastre sin mirarle a la cara, si, era el mismo hombre del campus y su mirar una vez mas quemaba mi piel, totalmente incomoda le chille.

¡¡¡¡¡¡¿Quién eres tu?!!!!!!...............¡¡¡¡¡¡¡ ¿por que me invades?!!!!!!!.........

No dijo nada, se acerco sigilosamente hasta mi posición, me tendió una mano y me paro del suelo, al hacerlo me vi acorralada dentro del refrigerador con su mano tocando levemente mi espalda a la altura de la cintura y acercando mi cuerpo al suyo, aspiro profundo y por un momento contuvo la respiración, Luego entrecerró los ojos pensativo, se inclino levemente y rozó mi boca con su nariz.

Con sus labios acaricio los míos apretando levemente su mano en mi espalda, la electricidad recorría mi cuerpo de forma violenta dejando mi respiración convertida en un leve jadeo, sin poder moverme siquiera para defenderme de ese exceso de confianza……….. Pero la verdad era que quería que continuase, todos mis sentidos lo pedían a gritos, hasta donde el quisiera llegar, yo, no me opondría, de pronto y muy pronto se retiro, muy, muy, muy despacio, sin besarme, nuestros respirar agitados chocaban uno contra otro dejando un gusto metálico en la punta de la lengua que provocaba cosquilleos en mi paladar y mariposas en mi estomago, poco a poco se deslizo sin soltarme de su intenso mirar, haciéndome perder en sus ojos azules, su tez blanca , sus gruesos labios, sus cabellos broncíneos revueltos se alejaron de mi, cerró los ojos y los apretó fuerte, luego confundido los abrió, se dio media vuelta y se marcho. Dejándome tiesa, muda, desconcertada y completamente vulnerable, ese hombre se había colado desde la oscuridad de mis fantasías, no era real, no podía serlo, siquiera sabía su nombre, nadie en mucho tiempo había estado tan cerca como para mover tanto mi interior.

Aura.