6_Deseo y Pasión (corazones en conflicto)

Corrí, corrí y seguí corriendo envuelta en un mar de llanto desesperado echando a fuera la agonía de meses de melancolía esperando que viniera por mi y cuando lo hizo solo fue para despedirse, le perdía, le perdía para siempre en brazos de mi hermana, le perdía por no poder perdonar, por no querer ceder a sus peticiones una vez mas………………….. Ese seria el fin, el llanto salía quebrando toda la calma de mi exterior, no queriendo cesar, no queriendo parar, camine………..deambule por calles desconocidas como una demente y el día avanzó sin misericordia y me pillo el anochecer desorientada y perdida, no sabia donde estaba y no tenia las fuerzas para encontrar el camino, tan solo me deje caer en la tranquilidad de callejuelas perdidas en la penumbra.

Sumergida en la inconciencia la vereda fría desapareció bajo mi cuerpo, sintiendo la tibia brisa primaveral arremolinarse en mi pelo, los brazos fuertes que me cargaban me parecían conocidos, el aroma a su esencia, su respirar.

Desperté en medio de la oscura noche acostada en mi cama, aun vestida y muy arropada, sobre mi cintura descansaba su fuerte mano………….. Gire y le vi, como la primera ves, su belleza me desconcertó, sus hermosos e intensos ojos iluminaban mi existencia en esta oscura noche, su cuerpo se aferraba al mío, sus labios me susurraban tranquilidad, su perfume embriagador hacia que la habitación girase con nosotros en el centro recostados en mi pequeño lecho y hay en los brazos seguros de mi desconocido favorito me dormí.

Amanecía, se podía sentir en el ambiente, en la fragancia del nuevo día que despunta, embriagada en paz, comprobé que mi desconocido aun estaba a mi lado y como yo observaba al nuevo día, tan solo sucedió en un clic de reloj, nuestras miradas se encontraron y nos prometimos el universo en ese suspiro, al otro segundo yo estaba en sus brazos, con mis labios trabados en su boca, mientras nuestras manos nos arrancaban las ropas, desesperados, nerviosos y al final risueños, nos reconocimos en nuestras caricias en nuestros besos, en las promesas al oído.

No le conocía en absoluto, siquiera sabía su nombre, pero en este momento le necesitaba y le deseaba con la misma necesidad.

Aura.